A cambio de nada (2015), de Daniel Guzmán
Siguiendo con las peliculas de los Goyas: ‘A cambio de nada’ (Daniel Guzmán, 2015). Nos encontaramos aquí con una especie de neorrealismo siglo XXI, pero en su versión benigna, simpática y buenrrollista. Problemas matrimoniales, divorcios traumáticos, fracaso escolar, picaresca y delincuencia juvenil, amigotes del barrio, iniciaciones sexuales ingénuamente cómicas, sabias abuelitas del Rastro, ladronzuelos y quinquis de buen corazón… Todo ello en una peripecia de buena factura artesana, a veces con aire de documental, entretenida y con buen sabor de boca.
A pesar de mostrar realidades duras y conflicitivas (desintegración familiar, pobreza y paro, incultura, recurso constante a la mentira y al robo…), no se encuentra el enfoque trágico o amargo (ni el social: cero referencias políticas). Se ve que estas duras circunstancias no han dejado en los personajes el menor rastro negativo, oscuro o cruel. Al contrario: se miente, pero como por juego; se roba, pero para ayudar a un amigo; se engaña, pero para unir a la familia… Todo queda justificado, ya que es con amistad, buenos sentimientos y lágrimas en los ojos. Al final, hasta dan ganas de ser un delincuente juvenil tan bueno, simpático y guaperas…
Sinopsis de ‘A cambio de nada’
Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida junto a Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde que tienen uso de razón y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Darío sufre la separación de sus padres y se escapa de casa, huyendo de su infierno familiar. Comienza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con envoltura de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida… Darío conoce a Antonia, una anciana que recoge muebles abandonados con su motocarrro y junto a ella descubre otra forma de ver la vida. Luismi, Caralimpia y Antonia se convierten en su nueva familia en un verano que les cambiará la vida…