La historia de El Varapalo se inicia en los años 90 del siglo pasado; la idea nació sobre todo motivada por esas grandes campañas publicitarias, disfrazadas de información, que presentaban (y presentan) ciertas películas o libros como la gran maravilla, cuando luego resultaban ser los productos comerciales de siempre… «¿No habrá ningún medio crítico que diga claramente que tal o cual obra es una porquería, y no por enfado o por política, sino dando las razones?».
En aquel tiempo la idea era una revista en papel, una especie de Guía del Ocio alternativa; lo cual era bastante irrealizable. Pero cuando en 1998 empecé a elaborar las primeras páginas web (ver Acab), la posibilidad de hacer realidad El Varapalo, pero en versión online, fue creciendo con rapidez.
El primer prototipo
No recuerdo cómo surgió el primer grupo que intentó hacer realidad El Varapalo, pero debía tener alguna relación con la Facultad de Filosofía, pues estaban en él, que recuerde, Alberto Mira y José Sánchez Tortosa. Precisamente un amigo de Alberto Mira (¿Era José Alberto Fernández?) fue quien ideó un sistema para la revista, en el cual los artículos quedarían publicados automáticamente con solo enviarlos al servior mediante un simple email.
Así que hicimos diversas reuniones y pruebas, y en marzo de 2000 estuvo el primer prototipo de la revista online, con un texto de presentación que había escrito en septiembre de 1999. Pero finalmente se vio que ese montaje técnico resultaba problemático y el sistema quedó abandonado. Por mi parte, empecé a investigar los procedimientos para el registro de dominios y para el alojamiento web, al tiempo que seguía durante 2000 trabajando en bocetos en HTML de la revista y también manteniendo contacto con participantes y colaboradores.
Aquí he rescatado varios dibujos, bocetos en papel y digitales, así como el primer prototipo de 2000:
El Varapalo verde
Al fin, en primavera de 2001 (el 18 de mayo, según WayBack Machine) estaba ya subida la primera versión de la revista completa. Tenía una pinta así:
Fue aquella una época con mucho activismo antiglobalización (Porto Alegre), con el atentado de las Torres Gemelas y la posterior respuesta bélica, también con fuertes conflictos sociales en Argentina… Y no olvidemos que entonces no había redes sociales (lo más parecido era Indimedia), así que El Varapalo, que además tenía foro, tuvo una cierta repercusión como medio de difusión en aquel contexto.
Participantes muy activos en esos años iniciales en la historia de El Varapalo fueron José Sánchez Tortosa, Jorge de Arco, Chiqui Justo, Alberto Mira, Pedro Lomba, Ángel García, Alcide Nikopol… Muy leídos fueron algunos textos de Naomi Klein, Luis Navarro, Heleno Saña, Ken Knabb, Agustín García Calvo y otros.
Aquí se pueden ver diversas portadas, secciones y artículos de 2001 y 2002:
Como la primera versión de la revista, El Varapalo ‘verde’, se hacía enteramente a mano, en HTML, era muy laborioso modificar la portada, las secciones y subsecciones… cada vez que se publicaba algo nuevo.
El Varapalo azul
Así pues, ya durante 2002, aprovechando que estaba aprendiendo programación, logré diseñar el primer sistema automatizado en la historia de El Varapalo: un conjunto de servlets Java que generaba la portada y las páginas de sección de la revista sin necesidad de modificarlas manualmente. Su aspecto era éste:
El contenido siguió en la misma línea durante 2003 y 2004, quizá con un ritmo menos frenético, si bien el foro estaba muy activo. Algunas incorporaciones como colaboradores fueron las de Fernando López-Laso y Simón Royo. Aquí pueden verse algunas páginas más de ejemplo:
Por aquellos años inciaban su despegue los sistemas de gestion de contenido (CMS) y el concepto de ‘portal’ con múltiples contenidos y servicios integrados en un único interfaz unitario.
El Varapalo rojo
Tras investigar diversos CMS para modernizar y automatizar del todo El Varpalo, el elegido fue Xoops, que quedó instalado y online en octubre de 2004. Era así:
A pesar de esta novedad, 2005 fue un año de muy escasa actividad. La plataforma quedó casi como repositorio del material acumulado anteriormente, pero con escasas incorporaciones. Una etapa de pausa a la espera de un nuevo resurgimiento.