Las fieras, de Clara Usón

Las fieras, Clara UsónLlama en principio la atención en esta novela, Las fieras de Clara Usón, la escasa conexión entre el título e ilustración de cubierta, que parecen quizá diseñados por la editorial para captar a un público más amplio y a la orden del día; y la historia en sí, que nadie adivinaría viendo solo la portada. Y esta historia no es otra que una inmersión realmente muy verista en el ambiente del País Vasco durante los años más duros del terrorismo y del contraterrorismo, los ‘años de plomo’.

Tan buena es la documentación que a veces nos sentimos como en un docudrama, algo así como esos ‘crímenes imperfectos’ en los que se mezcla una voz ‘en off’, seria y conocedora de los detalles, con entrevistas o declaraciones en primera persona de los protagonistas, de los que oímos su propia voz, su propia versión, a veces tendenciosa o sugiriendo las respuestas que el narrador no podría decir a las claras, al menos hasta el final.

En estas partes ‘documentales’, que son quizá la mayoría, la narratividad se diluye un poco, la avalancha de datos, fechas, nombres, comandos, acciones…, se hace algo densa. Se dan incluso digresiones sobre el arrepentimiento de los terroristas, el perdón. Dejando a parte la visión ‘política’ ofrecida (que debe ser evaluada según el gusto del consumidor), existe un indudable interés histórico en toda esa reconstrucción, en especial para aquellos lectores que estén muy interesados en el periodo histórico, como es lógico. La contrapartida puede ser una cierta pesadez en determinados pasajes. Otro aspecto a comentar es que ante ese vívido retablo de los horrores, indignidades y crímenes ocurridos en la época, quien tuvo la ocasión de conocer esos días, puede echar de menos su reverso, la vida cotidiana normal y feliz que también se daba en aquellos tiempos como en todos…

Las fieras, de Clara Usón: documentación y drama

A manera de contrapunto, esta línea de la novela se alterna con la historia del otro personaje femenino, personaje que facilita la identificación del lector, evitando así la tentación de desconectar tras los pasajes más densos. Se trata de una adolescente llena de ilusiones, complejidades y problemas familiares, amorosos…, que nos ofrece una visión ingenua, desde sus propias preocupaciones y zozobras afectivas, de los hechos históricos en los que inexorablemente va a verse implicada. Si bien en algunos momentos la verosimilitud de sus acciones puede ser algo dudosa, lo cierto es que las dos vertientes de la novela funcionan en su alternancia, avanzando hacia un final bastante logrado.

Otro hecho remarcable de la novela, y es un aspecto que se da hoy en la narrativa española con cierta uniformidad, es que la narración está fuertemente centrada en los hechos y emociones que presenta, en el argumento, en la peripecia de los personajes. Mientras que desde un punto de vista literario, digamos que artístico, puede decirse que la corrección, fluidez y ‘transparencia’ del lenguaje son sus principales virtudes. La prosa de la autora no apunta hacia la belleza de la frase, ni hacia la innovación o la sugerencia. En gran parte de las páginas el tono es casi periodísticos; en otras, en las ‘declaraciones’ de los protagonistas, el tono es coloquial, barriobajero a veces, en los pasajes narrativos, neutro. Esta ausencia de ambición literaria tiene como contrapartida una legibilidad sencilla, al alcance de todos los públicos, con una completa ausencia de obstáculos o dificultades lingüísticas para avanzar en la lectura.

En cuanto a la construcción de la obra, vemos que hace uso de un buen repertorio de trucos narrativos: mezcla de acción y violencia con amoríos y sexo, dosificación de la información para mantener el misterio, acciones paralelas que confluyen, personajes afectivos buscando la identificación del lector, ‘cliffhangers’, complicidad en la indignación ante los horrores, lenguaje ágil y comprensible que no desoriente al lector… Incluso se diría que un buen guionista podría sacar cinco buenos episodios para una miniserie de éxito en las plataformas televisivas.

Como resumen, vemos en Las fieras de Clara Usón, una buena muestra de artesanía narrativa sobre un tema espectacular y polémico, un cóctel de historia y política con vertientes de critica social (y humana, con la maldad irracional bien repartida en todos los bandos), de acción y violencia (incluso algo de morbo), de misterio y suspenso, y también de amores, sufrimientos y drama. En definitiva, un cóctel sin grandes pretensiones artísticas pero bien dosificado y agitado.

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