Segundo premio – Los Planetas

Segundo premio - Los Planetas

Esperemos que la mitomanía haga el resto. O sea, que las drogas y el rocanrol hagan su magia, que el ver a sus héroes musicales en acción despierte en los espectadores algún interés por el ir y venir de los personajes de Segundo premio (2024, Isaki Lacuesta, Pol Rodríguez), película sobre el grupo Los Planetas. O las propias canciones, las actuaciones musicales, muy bien montadas; quizá ellas basten, junto con alguna imagen afortunada, para poner la cinta en pie.

Porque en principio la película se hace un poco larga, con un enfoque de mostrar los momentos irrelevantes de la vida (no olvidemos que Jonás Trueba iba a dirigirla), como si hubiera por ahí una cámara oculta; y tiende a producir ratitos de aburrimiento. Para empezar, el espectador entiende como un 75% de los diálogos, a causa de la dicción e interpretación ‘naturalistas’ de los actores, pero pronto se ve que da igual pues en buena parte son irrelevantes, bromas o simples detalles para ambientarnos. Por suerte las canciones sí están subtituladas.

Segundo premio: el dramatismo del rock star

Quizá haya que ser muy joven para captar la carga dramática que se pone en Segundo premio a unos problemas bastante pírricos: si prefieres la relación con tu novia o volcarte en tu grupo de rock, si tu amigo se droga demasiado… Esos son básicamente los temas que se presentan: la incapacidad de hablar, de dialogar, y cómo eso perjudica la amistad; cuánto pueden las drogas perjudicar a un grupo y los conflictos y culpas que ello puede generar… Y para de contar. Dramatismo poco justificado en la vida de unos chicos sin aparentes problemas de dinero, siempre en el bar, en la discoteca, en la terraza tomando el sol… y dedicados plenamente a lo que más les gusta: la música.

Segundo premio - Los Planetas

El supuesto proceso creativo se muestra así: una situación tensa por no expresarse, por no hablar claro; videoclip de drama con el personaje dirigiéndose trágicamente a comprar droga; videoclip de yonquis con el personaje fumando un chino hasta exhalar un suspiro de placer; entonces le basta coger la guitarra para componer allí mismo un tema alusivo a la situación, así tal cual, y la escena enlaza con videoclip musical, con todo el grupo tocando ya ese nuevo tema.

El resto, una especie de Gran Hermano mostrando el ir de aquí para allá de los personajes, en el coche, en la tienda, en el bar, en el camerino… charlando desaliñadamente y de cachondeo. Y en el local de ensayo, con el superproblema de si el miembro más yonqui llega tarde y discuten. Lo típico en tantos grupos de la historia; por ejemplo Syd Barret se vio en las mismas y lo suyo fue más gordo… por suerte Los Planetas contaban con el espíritu granadino de Lorca como inspiración.

Lo positivo: la música, bien elegida y presentada; ciertos juegos con la voz en off; ciertas imágenes oníricas, originales. Y hay que decir esos elemento no son precisamente aciertos pequeños, para no tener la película gran cosa como historia. Quizá esa visión estética, ese flotar colocado, rasgueando la guitarra, despreocupadamente, persiguiendo los propios sueños creativos, musicales… sea la aportación más destacada y ‘oscarizable’ de Segundo premio.

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